Nicaragua tiene más de dos millones de
hectáreas bajo protección ambiental, que componen cerca de 75 áreas protegidas.
En este día de la tierra queremos saludar este esfuerzo nacional con un
artículo dedicado a una de sus dos Reservas de Biósfera: BOSAWAS, que fue
declarada Reserva de Biósfera por la UNESCO en 1997.
Como se sabe, BOSAWAS en realidad es
una palabra formada por la primera sílaba de los nombres de los principales
accidentes geográficos de la Reserva: Río Bocay, Cerro Saslaya y Río Waspuk. Ya
es una palabra común entre los nicaragüenses y se pronuncia con acento agudo:
Bosawás.
La Reserva es un territorio extenso
que abarca más de 800,000 hectáreas e incluye cinco Reservas Naturales y un
Parque Nacional. Abarca un total de siete municipios: Wiwilí, El Cuá y Bocay
(Departamento de Jinotega); Waspam, Bonanza, Siuna y Waslala (RAAN). Por lo que
al área se puede acceder desde distintos puntos de los Departamentos de
Jinotega y RAAN.
Hay rutas de acceso al corazón de la
Reserva a través de Siuna, que está a 318 kilómetros de Managua. Pero nosotros
decidimos visitar la parte occidental de la Reserva, y nos fuimos por la ruta
más segura: Jinotega – El Cuá – San José de Bocay – Ayápal.
Desde Managua hasta Jinotega hay 168
kilómetros de carretera pavimentada en excelente estado; desde Jinotega hasta
El Cuá son 69 kilómetros, de un camino de todo tiempo que está adoquinado
parcialmente; desde El Cuá hasta San José de Bocay hay 32.5 kilómetros de
camino de todo tiempo, con algunos tramos malos en invierno, desde aquí ya se
recomienda un vehículo todo terreno para evitarse problemas; desde San José de
Bocay hasta Ayápal hay 37 kilómetros, de camino de todo tiempo, que al momento
de la visita estaba en muy buen estado (mejor que el tramo anterior). En total,
en vehículo desde Managua hasta Ayápal son aproximadamente 306.5 kilómetros.
Hay que decirlo muy claro: si Usted no
es una persona de aventuras, mejor no se anime a ir; ya que desde Managua es
casi un día entero para llegar hasta Ayápal. Éste es un pequeño puerto fluvial de
montaña, donde acuden los productores indígenas y mestizos desde sus
comunidades a vender productos como cacao, y ganado. Una vez en Ayápal tome en
cuenta que no encontrará alojamiento de calidad turística, únicamente hay dos
alojamientos con condiciones básicas: cama limpia, mosquitero, baños y
servicios higiénicos compartidos.
Lo recomendable es pernoctar en Ayápal
y salir de madrugada. Hay que embarcarse en uno de los tantos “batós”; que son botes de fondo plano con
una proa recta, ideales para desplazarse entre las piedras y los saltos. Ayápal
está a la par del río Bocay, que a partir de este punto es navegable por
embarcaciones pequeñas.
En realidad en casi todo su curso en
río Bocay no es muy hondo, por eso los botes de motor tienen una tripulación de
dos personas: el motorista y un ayudante que va en la proa, con una vara tiene
que ir midiendo la profundidad del río y orientando al motorista sobre la
dirección a tomar, a esta persona le llaman “probero” (Porque tiene que ir probando la profundidad del río con
una vara de 2.5 metros).
Los indígenas Mayangnas, que han
vivido desde hace siglos en esta zona, son los que mejor conocen el río, entre
ellos nuestro guía Eduardo. Desde Ayápal hasta Amak, que es la “capital” del
territorio indígena Mayangna hay 83 kilómetros, aproximadamente, que se
recorren en unas seis horas navegando río abajo y unas ocho horas río arriba;
dependiendo del nivel del río, ya que se tarda más cuando está más bajo – que fue
nuestro caso.
A lo largo del río, se van pasando
poblados mestizos, hasta que se alcanza el límite de la Reserva, en donde son
fundamentalmente poblados indígenas. Sobre el río Bocay está un territorio
indígena que se llama “Mayangna Sauni Bu” (Territorio Mayangna Dos). Los
Mayangnas son una etnia amerindia, que mantiene intacta su lengua, entre los términos
más mencionados están: Sauni, que significa “territorio”; Asang (cerro), Was (Río),
Amak (Miel de jicote), Baba (Avispa). Los nombres geográficos de esta zona
están llenos de estos términos indígenas.
Definitivamente, si desea venir a
Bosawás, debe venir con la idea que se quedará como mínimo unos tres días. No
puede faltar la cámara ya que los paisajes que verá son incomparables. Los
poblados principales que encontrará son Tunawalan, Sákara Asang (Cerro El
Gallo), Yapuwás, y el Salto Aucatulú (es casi seguro que lo estoy escribiendo
mal, pero así lo entendí). En este salto, si puede, debe filmar las maniobras
que hacen los tripulantes: piden a los pasajeros que se bajen del bote, y una
vez que están solos se lanzan en el salto, cayendo unos tres metros con todo y
maletas. De regreso hay que subir el bote con cuerdas (mecate) y aquí tendrá
que ayudar y por lo mismo tendrá que mojarse.
Deseamos terminar con la misma
advertencia que ya habíamos hecho: si va a ir a Bosawás, debe tener espíritu de
aventura; si no es así, rápidamente pasará al pesimismo y de ahí a una pesadilla.
Es para personas con espíritu de aventuras, no es un paseo de fin de semana;
pero verá una RESERVA DE BIÓSFERA y cuando regrese a la ciudad se sentirá
renovado en su compromiso con el planeta.