Caminando en la
penumbra de la madrugada, a eso de las cinco de la mañana, comenzamos a adivinar - entre las copas de los árboles - una silueta imponente. Siempre esquiva,
saliendo brevemente para ocultarse por largos trechos del camino, poco a poco comenzamos
a descubrir la mole del volcán San Cristóbal (1,745 msnm).
Así nos amaneció, entre los árboles del volcán Casitas, y caminando sin parar; en esta situación apenas divisamos la cumbre del volcán San Cristóbal entre la fronda.
Habíamos salido,
antes de las cinco de la madrugada, de la hacienda Apastepe, en la falda del
volcán Casitas (1,405 msnm), hasta donde habíamos llegado más temprano desde
Chichigalpa. Después de pasar una extensa plantación de frondosos aguacates,
penetramos en el bosque que cubre la vertiente suroeste del Casitas; y de
pronto en una vuelta del camino, con los primeros rayos de sol: la mejor vista
del cráter del volcán más alto de Nicaragua.
Lo malo era que había
mucho contraste entre las sombras imperantes aún y el suave brillo de las
arenas enrojecidas del volcán; además las amplias copas sólo dejaban ver retazos
de su figura, y no había manera de sacarle una buena foto. Las opciones que se
nos plantearon fueron: regresarnos varios kilómetros de camino y desandar lo
andado para buscar un lugar “más pelado”, sin árboles. Continuar caminando y
confiar en la suerte de encontrar más adelante un lugar idóneo, con menos
árboles, lo que nos pareció menos posible, porque a medida que avanzamos el
bosque tropical se cerraba más sobre nuestras cabezas.
La tercera
opción - fue la que finalmente seguimos - era subirse a uno de los árboles y
hacer la foto… pero lo que no contábamos es que al momento de la misma sólo
hubo libre una mano para preparar la cámara, mientras la otra garantizaba la
vida. La foto la tomamos desde unos 820 msnm, por eso el volcán no luce tan
alto como cuando lo vemos desde la carretera.
Así nos quedó la mentada foto de la cumbre del volcán San Cristóbal, visto de frente.
La calidad no
salió como esperábamos, pero nos dimos cuenta hasta que ya habíamos bajado al
suelo. Resumen: no estamos contentos, pero es lo mejor que pudimos hacer para que Ustedes se den una idea de lo imponente que luce el volcán desde ese ángulo. Simplemente sugiere que no intentemos subirlo. Al final del cuento, allá arriba decidimos no continuar porque hay mucho material suelto, sobre todo en la parte final, llegando al borde del cráter; y mejor esperamos que las lluvias de este invierno terminen por lavarlo, para más seguridad.
Desde un árbol, en algún lugar de esa espesura hicimos la foto anterior, a riesgo de un "sopapo" (golpe fuerte), al físico o a la cámara.
Este volcán no se
puede subir por su cara principal, que es la vista que se ofrece desde la
carretera León – Chinandega, debido a los precipicios arenosos que lo impiden: hay que subirlo desde sus costados, ya sea desde la hacienda Las Rojas,
en Chinandega, o desde la comarca El Pellizco, en Chichigalpa. Además los caminos de acceso por el frente, están cortados por profundos "zanjones" muy peligrosos. Por eso es que
no hay un sitio idóneo donde podamos verlo de frente y cerca.
Esta es la imagen "neutra" del volcán San Cristóbal, visto desde la carretera León - Chinandega, tomada a 8.5 kilómetros de su base.
Invitamos a
Ustedes a visitar Chichigalpa y Apastepe, aprovechen que disminuyen las lluvias
y que todo verdea a ver si encuentran un
mejor ángulo para este fotogénico volcán. Les deseamos suerte y siempre cumplan
las medidas de seguridad que ya les hemos sugerido.