lunes, 22 de abril de 2013

RESERVA DE BIÓSFERA BOSAWAS


Nicaragua tiene más de dos millones de hectáreas bajo protección ambiental, que componen cerca de 75 áreas protegidas. En este día de la tierra queremos saludar este esfuerzo nacional con un artículo dedicado a una de sus dos Reservas de Biósfera: BOSAWAS, que fue declarada Reserva de Biósfera por la UNESCO en 1997.


Como se sabe, BOSAWAS en realidad es una palabra formada por la primera sílaba de los nombres de los principales accidentes geográficos de la Reserva: Río Bocay, Cerro Saslaya y Río Waspuk. Ya es una palabra común entre los nicaragüenses y se pronuncia con acento agudo: Bosawás.


La Reserva es un territorio extenso que abarca más de 800,000 hectáreas e incluye cinco Reservas Naturales y un Parque Nacional. Abarca un total de siete municipios: Wiwilí, El Cuá y Bocay (Departamento de Jinotega); Waspam, Bonanza, Siuna y Waslala (RAAN). Por lo que al área se puede acceder desde distintos puntos de los Departamentos de Jinotega y RAAN.

 

Hay rutas de acceso al corazón de la Reserva a través de Siuna, que está a 318 kilómetros de Managua. Pero nosotros decidimos visitar la parte occidental de la Reserva, y nos fuimos por la ruta más segura: Jinotega – El Cuá – San José de Bocay – Ayápal.

Desde Managua hasta Jinotega hay 168 kilómetros de carretera pavimentada en excelente estado; desde Jinotega hasta El Cuá son 69 kilómetros, de un camino de todo tiempo que está adoquinado parcialmente; desde El Cuá hasta San José de Bocay hay 32.5 kilómetros de camino de todo tiempo, con algunos tramos malos en invierno, desde aquí ya se recomienda un vehículo todo terreno para evitarse problemas; desde San José de Bocay hasta Ayápal hay 37 kilómetros, de camino de todo tiempo, que al momento de la visita estaba en muy buen estado (mejor que el tramo anterior). En total, en vehículo desde Managua hasta Ayápal son aproximadamente 306.5 kilómetros.


Hay que decirlo muy claro: si Usted no es una persona de aventuras, mejor no se anime a ir; ya que desde Managua es casi un día entero para llegar hasta Ayápal. Éste es un pequeño puerto fluvial de montaña, donde acuden los productores indígenas y mestizos desde sus comunidades a vender productos como cacao, y ganado. Una vez en Ayápal tome en cuenta que no encontrará alojamiento de calidad turística, únicamente hay dos alojamientos con condiciones básicas: cama limpia, mosquitero, baños y servicios higiénicos compartidos.

Lo recomendable es pernoctar en Ayápal y salir de madrugada. Hay que embarcarse en uno de los tantos “batós”; que son botes de fondo plano con una proa recta, ideales para desplazarse entre las piedras y los saltos. Ayápal está a la par del río Bocay, que a partir de este punto es navegable por embarcaciones pequeñas.



En realidad en casi todo su curso en río Bocay no es muy hondo, por eso los botes de motor tienen una tripulación de dos personas: el motorista y un ayudante que va en la proa, con una vara tiene que ir midiendo la profundidad del río y orientando al motorista sobre la dirección a tomar, a esta persona le llaman “probero” (Porque tiene que ir probando la profundidad del río con una vara de 2.5 metros).

Los indígenas Mayangnas, que han vivido desde hace siglos en esta zona, son los que mejor conocen el río, entre ellos nuestro guía Eduardo. Desde Ayápal hasta Amak, que es la “capital” del territorio indígena Mayangna hay 83 kilómetros, aproximadamente, que se recorren en unas seis horas navegando río abajo y unas ocho horas río arriba; dependiendo del nivel del río, ya que se tarda más cuando está más bajo – que fue nuestro caso.

A lo largo del río, se van pasando poblados mestizos, hasta que se alcanza el límite de la Reserva, en donde son fundamentalmente poblados indígenas. Sobre el río Bocay está un territorio indígena que se llama “Mayangna Sauni Bu” (Territorio Mayangna Dos). Los Mayangnas son una etnia amerindia, que mantiene intacta su lengua, entre los términos más mencionados están: Sauni, que significa “territorio”; Asang (cerro), Was (Río), Amak (Miel de jicote), Baba (Avispa). Los nombres geográficos de esta zona están llenos de estos términos indígenas.


Definitivamente, si desea venir a Bosawás, debe venir con la idea que se quedará como mínimo unos tres días. No puede faltar la cámara ya que los paisajes que verá son incomparables. Los poblados principales que encontrará son Tunawalan, Sákara Asang (Cerro El Gallo), Yapuwás, y el Salto Aucatulú (es casi seguro que lo estoy escribiendo mal, pero así lo entendí). En este salto, si puede, debe filmar las maniobras que hacen los tripulantes: piden a los pasajeros que se bajen del bote, y una vez que están solos se lanzan en el salto, cayendo unos tres metros con todo y maletas. De regreso hay que subir el bote con cuerdas (mecate) y aquí tendrá que ayudar y por lo mismo tendrá que mojarse.
  
Deseamos terminar con la misma advertencia que ya habíamos hecho: si va a ir a Bosawás, debe tener espíritu de aventura; si no es así, rápidamente pasará al pesimismo y de ahí a una pesadilla. Es para personas con espíritu de aventuras, no es un paseo de fin de semana; pero verá una RESERVA DE BIÓSFERA y cuando regrese a la ciudad se sentirá renovado en su compromiso con el planeta.